sábado, 16 de marzo de 2013

EL SACRIFICIO Y LA SANTA CENA


LA ÚLTIMA CENA


LAS RAZONES BÍBLICAS PARA CONCLUIR QUE CRISTO USABA EL JUGO NO-FERMENTADO


El motivo de esta exposición previa fue de dar un panorama corto de las evidencias históricas para tratar de determinar así cuál era el contenido probable en la copa de Cristo esa noche. Pero, a pesar del interés y de la utilidad que esa investigación puede tener para nosotros, hay que recordar que Cristo no solía siempre de seguir las tradiciones de los judíos. Con frecuencia les reprendía por haber inventado las tradiciones que hacen nulo la palabra de Dios (véase Mateo 15:9). Por eso, aun si fuera una tradición para algunos de los judíos del tiempo de Cristo de usar el vino fermentado, esto no quiere decir necesariamente que eso fue lo que Cristo tuvo en su copa. Recuérdese, la ley de Moisés no había mandado el uso de la copa en la cena de la pascua. Eso fue una tradición tardía. Entonces, no sería una sorpresa si Cristo hubiera modificado eso que fue nada más que una costumbre entre los judíos.
Creo que existen varias razones bíblicas para concluir que Cristo a lo mejor no hubiera usado el vino fermentado para la cena del Señor:
1) El narrativo de la última cena de Cristo con sus discípulos no corresponde precisamente a una seder de la pascua como suelen de celebrar los judíos. El erudito Bo Reicke señala que Cristo no celebraba la cena pascual normal. (Por ejemplo, no comió del cordero asado.) Sin embargo, Reicke luego dice que Cristo sí anticipaba algunos de los elementos que se solían de usar en ese tipo de cena, incluso la copa (Bo Reicke, The New Testament Era: The World of the Bible From 500 B.C. to A.D. 100 [La Era Neotestamentaria: El Mundo de la Biblia Desde 500 a.C. a 100 d.C.], Fortress Press, pp. 180-182). El punto es que esa cena fue única entre las otras pascuas de los judíos. Así que, aun si se pudiera concluir con certeza que todos los judíos siempre usaron el vino fermentado en la seder para la pascua, esto no quiere decir que Cristo lo hizo también.
2) La ley de Moisés había prohibido el uso de la levadura y el leudado durante esa semana de la fiesta. La ley prohibió hasta la presencia en la casa del seor (levadura, giste, o lo que produce la fermentación) (Exodo 12:15). Además, la ley prohibió para esa semana la presencia de chametz en la casa. Esa palabra hebrea, chametz, significa «el leudado» (Exo. 12:15; 13:7). Sabemos que el vino fermentado es producto del gisto en el zumo de la uva y sus reacciones químicas con los azúcares naturales del zumo. El proceso de leudar una masa de pan por la levadura es esencialmente lo mismo que el proceso de fermentar el jugo de la uva. Es cierto que Cristo lo hubiera conocido.
Los judíos se discutieron entre sí al respecto. El Mishnah indica la tradición de una búsqueda por toda la casa como preparativo para la semana de la pascua para quitar el chametz (el leudado), incluso las bebidas fermentadas hechas por los granos. No obstante, los rabís españoles, Maimonides y Bartenora, trataron de argumentar en sus comentarios sobre el Mishnah del siglo 12 que la prohibición del chametz sólo se extendió a las bebidas hechas de granos y no de aquellas hechas de frutos, porque «el licor del fruto no engendra la fermentación, sino la acidez» (Chametz Vematzah, 5,1, 2, citado en Bacchiocchi, p. 160). Por supuesto que sabemos que esos rabís españoles estuvieron equivocados de eso. El zumo de frutos produce la fermentación igual como el zumo sacado de los granos. Parece que hicieron esta distinción sólo para defender su tradición favorita en vez de explicar exactamente el significado del chametz que estuvo prohibido por la ley.
La levadura y el leudado fueron símbolos de la corrupción (véase Mateo 16:6). Por eso, Pablo nos exhorta en cuanto a la Cena, «Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros» (1 Cor. 5:7). Por eso, ¡es difícil concebir del Cristo Santo y Sabio usando una bebida fermentada (leudada) para simbolizar su propia sangre!
3) Además, es difícil concebir del Santo y Sabio Cristo usando el vino alcohólico para un propósito tan alto y tan sagrado. La ley de Moisés había prohibido el uso de las bebidas fuertes para los sacerdotes que cumplieron sus servicios en el tabernáculo o en el templo. Levítico 10:9,10 dice: «Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio.» Se repite tal prohibición para el templo en Ezequiel 44:21. ¿Cómo es que el Cristo pudiera haber bebido el vino (fermentado) en la pascua con sus discípulos, acción que fue prohibida para los sacerdotes en el tabernáculo y el templo? ¿Por qué esa prohibición? «para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio» (Lev. 10:9,10). Ciertamente los emblemas de la Cena del Señor son lo santo y lo limpio para el cristiano. De hecho, es pecado participar de la Cena, «sin discernir el cuerpo del Señor» (1 Cor. 11:29). Pero, ¿cómo pudieran haber discernido el cuerpo del Señor los discípulos de la última cena si hubieran usado cuatro copas llenas del vino alcohólico? Cada copa contenía por lo menos 10 onzas en la cena de la pascua (Edersheim, pp. 485-486). De hecho, aunque el Misnah permite el uso de más de cuatro copas durante la cena de la pascua, no las permite entre la tercera y la cuarta copa. ¿Por qué? Contesta la nota de los rabís, «De modo que se mantenga sobrio por el tiempo suficiente para cumplir el servicio» (El Mishnah, ed. Lipman, p. 105, n. 3). Es increíble pensar que Cristo hubiera bebido una bebida alcohólica que le pudiera haber afectado así, ¡ni siquiera si fuese sólo hasta cierto punto de la embriaguez!
4) ¿Podemos creer que Cristo hubiera ordenado una actividad permanente en su iglesia que requiera el uso continuo de una bebida fuerte? Proverbios 23:31-32 le advierte al hombre sabio: «No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor.» Si uno no debe de mirar al vino en ese estado, ¿cuánto menos ha de beberlo en ese estado? Desde luego, el autor inspirado está dando este consejo para el sabio. Hemos de buscar por la sabiduría aun bajo el Nuevo Pacto (Efesios 5:15-17, y en este contexto añade, «no os embriaguéis con vino...»). Cristo era hombre sabio. Ciertamente Cristo hubiera hecho caso a esa advertencia acerca del vino cuando rojea, y cuando resplandece su color en la copa. Esa es una apta descripción del resultado de la fermentación del vino (yayin). Sugiere que se puede mirar al vino (yayin) antes de que se rojee (es decir, en el estado no-fermentado), y es uno de varios indicios que la palabra «vino» (yayin, tirosh) en el Antiguo Testamento fue genérica. (El contexto determina si fuese un vino fermentado o no-fermentado. Es lo mismo en el Nuevo Testamento para «vino» [oinos].) ¿Hubiera hecho Cristo de esa sustancia, que es comparada a un veneno en Proverbios 23:29-35, el símbolo perpetuo de su sangre preciosa?
Habacuc 2:15 había declarado, «¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez!» ¿Podemos creer que el Cristo inmaculado les hubiera dado de beber a sus prójimos, sus discípulos, y a todo el mundo como estatuto perpetuo, una bebida alcohólica? Por supuesto, la biblia condena la embriaguez en general (Gál. 5:21; Efe. 5:18; 1 Cor. 6:10, etc.). El estado de estar embriagado es cuestión de grados. Uno que traga sólo un traguito del alcohol, ya está embriagado a la medida de «un traguito,» y uno que traga dos, a la medida de dos traguitos, etc. Por supuesto, uno que traga cuatro copas de vino de 10 onzas que copa (40 onzas) ¡estará embriagado a la medida de 40 onzas de vino! Nadie puede decir al que bebe el alcohol, «aquí está el punto cuando comienza la embriaguez.» La embriaguez es una condición progresiva. Por eso, el uso recreativo o social del alcohol va en contra de esos principios. ¿Por qué no iría en contra de esos principios el beber del vino fermentado para la Cena del Señor?
Las evidencias históricas para el tipo de fruto de la vid que los judíos solían de beber para la cena de la pascua, según sus propias tradiciones, son ambiguas. Pero, hemos visto algunos principios bíblicos que pueden ladear el platillo de balanza en contra del vino fermentado para la Cena del Señor. Hay que recordar que la biblia siempre es consecuente con sí misma. No se contradice a sí misma. Por eso, por medio de esos principios bíblicos, tenemos la presunción fuerte que Cristo no hubiera usado el vino fermentado para la Cena.
5) El hecho que la palabra «vino» (oinos) no es usada para la Cena indica que Cristo a lo mejor no usaba el vino alcohólico para instituirla. La frase «el fruto de la vid» (gennema tes ampelou) sugiere el producto natural de la viña, y no el resultado de un proceso de la fermentación. El historiador judío, Josefo, escribiendo en el griego, usó esta misma frase, «el fruto de la vid,» para referirse a un «vino» (gleukos) nuevamente expreso de un racimo de uvas por el copero del rey de Egipto (Flavio Josefo, Antiguitiesof the Jews [Las Antigüedades de los Judíos], Libro V, No. 2, trad. por William Whiston, Kregel, 1960, p. 48). Dos puntos sobresalen de ese cuento: 1) el «vino» bebido por el rey ese día fue, sin duda, el zumo fresco de la uva, expreso directo de las uvas en una copa; 2) ese «vino» (gleukos, griego) era llamado además «el fruto de la vid.» Aunque algunos judíos modernos dicen que el vino alcohólico fue llamado «el fruto de la vid,» este uso antiguo en Josefo en el primer siglo es indicio que se refería al jugo de la uva no-fermentado. En otros contextos, se llama «la copa» o «la copa de bendición.» Es como si la biblia se esmerara para usar cualquier otra descripción, menos «el vino,» para dar a entender que no fue una bebida alcohólica usada por Cristo.
De acuerdo con esas observaciones anteriores, creo humildemente que podemos concluir que Cristo probablemente no usaba el vino fermentado para ordenar la Sagrada Cena. Entonces, para estar seguros de cumplir el mandamiento como el quiere, es mejor no usar el vino alcohólico hoy día en la Cena del Señor.

ALGUNAS OBJECIONES
Algunos ponen la objeción que fue imposible preservar el jugo de la uva en un estado no-fermentado desde el tiempo de la cosecha de las uvas en agosto hasta la pascua en abril, sobre todo en un clima cálido como Palestina. Pero, esta objeción ignora muchas evidencias claras que demuestran que: 1) los antiguos sabían cómo preservar el jugo de la uva no-fermentado, por un tiempo largo, y 2) varios escritores antiguos destacaron cómo ese tipo de bebida fue preferible para mucha gente.
Por lo que podemos aprender de los escritos de algunos autores de la antigüedad, incluso antes y alrededor del tiempo de Cristo, existían por lo menos cuatro métodos para preservar el jugo de la uva:
1) Por la ebullición y condensación. Dr. Doug Baker observa: «El calor de la ebullición mató los gérmenes del gisto; además aumentó el contenido del azúcar del zumo. Para beber el jugo de la uva en esta manera, el agua fue añadido para desleír el jarabe a la consistencia requerida» (cita la evidencia de algunos autores antiguos, como Virgilio (70 a.C.), Georgics 1, 295-296; Columella, Sobre la Agricultura, 12, 20, 8, 12, 26, 1; Athenaeus, Banquete 1, 25; apoyadas por John Kitto, Cyclopedia of Biblical Litarature [Enciclopedia de la Literatura Bíblica], 1845 ed., s.v. “Passover” [Pascua], vol. 2, p. 477.; citado en Doug Baker, http://www.builders-of-faith.org/page9.html Remove fr., 30/01/03; además, véase William Patton, Bible Wines: Laws of Fermentation and Wines of the Ancients [Los Vinos de la Biblia: Las Leyes de la Fermentación y Los Vinos de los Antiguos], Star Bible & Tract, 1874, 1976, pp. 26-33).
Este método puede explicar porque se lee con tanta frecuencia de la mezcla de agua con el «vino» (oinos)No fue para menguar la potencia del alcohol, sino para desleír el jarabe hecho por la ebullición del zumo. Hoy día, en los climas cálidos de América Latina, se puede hacer lo mismo para preservar el jugo de la uva.
2) Por el almacenaje frío. Es interesante leer lo que escribió Marco Porcio Cato el Anciano (234-149 a.C.)elegido el censor de Roma en 184 a.C., en su único libro que sobrevive, De Agri Cultura CXX: «Si se desea tener el mosto (es decir, el jugo de la uva) por todo el año, poner el zumo de la uva en una ánfora (es decir, una vasija antigua de cuello) y calafatear el tapón con brea: hundirlo en una charca. Después de 30 días, sacarlo. Será el jugo de la uva por todo el año» (citado en Zondervan Bible Pictorial Dictionary [El Diccionario Bíblico Pictorial de Zondervan], Zondervan, 1963, p. 895, citado en The Christian and Social Drinking [El Cristiano y el Beber Social], Dan y Katherine Cooper, Bible & School Supply, 1979, p. 3.).
3) Por la filtración. Se podía separar el gluten o gisto del zumo por el colador. Plutarco en su Symposiacos 8, 7, explicó cómo se hacía, y comentó que tal «vino no inflama el cerebro ni infesta la mente y las pasiones» (citado en Patton, Bible Wines [Vinos de la Biblia], p. 34; y citado además por, Doug Baker,http://www.builders-of-faith.org/page9.html Remove fr., 30/01/03). Baker también cita a Plinio, Historia Natural, 23, 24; 14, 28, para comprobar que los antiguos usaron este método (ibid.).
4) Por la fumigación sulfurosa. Baker explica: «Los antiguos quemaron el anhídrido sulfuroso en el espacio vacío por encima de la superficie del jugo de la uva en jarros. El anhídrido sulfuroso entonces se absorbió el oxígeno, lo cual previno la formación de los gérmenes del gisto vivo. Se sellaron los jarros del jugo mientras todavía se quemaba el anhídrido sulfuroso para asegurar la ausencia del oxígeno en los jarros» (Doug Baker, http://www.builders-of-faith.org/page9.html Remove fr., 30/01/03, citando John Kitto, Cyclopedia of Biblical Literature [Enciclopedia de la Literatura Bíblica], 1845, ed., s.v. “Wine” [Vino], vol. 2, p. 956. De acuerdo con Plinio, los romanos practicaron eso, incluso usando el azufre contenido en los yugos del huevo, y otros materiales (citado en por Adams, Roman Antiquities [Antigüedades Romanas], en Patton, Vinos en la Biblia, p. 39).
Se puede aumentar mucha más evidencia al respecto. El punto es que, es simplemente un mito sin fundamento la idea que los antiguos no pudieron preservar el jugo de la uva en un estado no-fermentado. Este mito no debe de influir en nuestra decisión acerca de lo que Cristo probablemente tuvo en su mano para ordenar la Sagrada Cena.
Otra objeción que se oye, a veces, es que la prohibición contra el seor (levadura) y el chametz (el leudado) en la casa durante la pascua excluiría el jugo no-fermentado, puesto que todavía tiene la levadura, o sea el gisto vivo y natural, que causa la fermentación. Pero, esto es una objeción trivial. La verdad es que el vino fermentado es producto del proceso de leudar el jugo. Por eso, es una forma del leudado (chametz). En el mismo sentido que haya gérmenes del gisto vivo en la cáscara de la uva y el jugo expreso, hay gérmenes del gisto en cualquier comida, puesta que el gisto se moviliza por el aire. Eso no fue el sentido en el cual fue prohibido la levadura o el leudado. Ya hemos visto como Maimonides y Bartenora del siglo 12 opinaron que la prohibición del chametz sólo se extendió a las bebidas hechas de granos y no de aquellas hechas de frutos, porque «el licor del fruto no engendra la fermentación, sino la acidez» (Chametz Vematzah, 5,1, 2, citado en Bacchiocchi...) Claro, que estuvieron equivocados sobre este punto, pero por lo menos creyeron que la prohibición contra el chametz (el leudado) en la casa sí aplicó a las bebidas hechas de los granos fermentados. Nosotros deseamos ser más consecuentes y aplicar la prohibición a las bebidas hechas de los frutos también, incluso las uvas, porque entendemos mejor que ellos la ciencia involucrada. Estamos convencidos que Cristo conocía esa ciencia también al aplicar la prohibición del chametz (el leudado) en contra del vino alcohólico. El mero hecho que hubo gérmenes de gisto sobre la uva o en el jugo no quiso decir que fue considerado el chametz por los judíos antiguos, igual que la presencia de tales gérmenes llevados por el aire sobre la carne del cordero no la excluyó de la casa.
Y otra objeción que se oye, a veces, es que Pablo les amonestó a los corintios a no abusar la Cena del Señor en 1 Corintios 11:19-20. En este contexto, describió uno de sus abusos así: «Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga» (v. 21). En primer lugar, lo que hacían los corintios en este contexto fue un desvío de las instrucciones que Pablo había entregado. Aun si estaban usando un vino intoxicante, no sería un ejemplo seguro para nosotros, tampoco indicio que Jesús lo usaba en la Ultima Cena. En segundo lugar, algunos eruditos han mencionado la posibilidad que methuo (una forma de la cual es la palabra griega aquí traducida «se embriaga») puede ser traducida «saciado» (como, por ejemplo, el Dr. Samuele Bacchiocchi, en una carta personal enviada por el correo electrónico a su servidor, 19/01/03; además, es cierto que la palabra methuo fue usada varias veces en la Septuiginta, la traducción del Antiguo Testamento en el griego, en el sentido de estar saciado o harto, véase Salmo 36:8, «serán completamente saciados (methuo)...»; Salmo 65:10, «haces que se empapen (methuo) sus surcos...»; Cant. 5:1; Jer. 31:14, etc.). Esta traducción cuadra bien con el contexto en que «cada uno se adelanta a tomar su propia cena» (v. 21), una acción que refleja la indulgencia de parte de esos cristianos desviados. Entonces, no tenemos la evidencia aquí que los primeros cristianos solían de usar el vino fermentado.
Con certeza absoluta se puede decir que el vino usado por Jesús en esta ocasión no era fermentado. Esta afirmación es concluyente de la Biblia por lo siguiente:
En la ceremonia de la Pascua no debía haber fermento en ningún compartimiento de la casa, ya que este es el símbolo del pecado. Si los panes ázimos no contenían ningún fermento, como el propio nombre lo indica, es fácil concluir que el vino también no podía contener fermento. La lectura de los siguientes pasajes nos llevan a esta conclusión: Gen. 19:3; Exo. 13:6-7; Lev. 23:5-8; Luc. 22:1. Tanto el vino de la cena como el de las bodas de Caná de la Galilea no era fermentado, porque Jesús jamás aceptaría usar aquello que tan fuertemente es condenado en la Biblia.
Todas las Iglesias tradicionales conservan la costumbre de usar vino sin fermento para simbolizar la sangre de Cristo, ofrecida por nosotros en la cruz, para remisión de nuestros pecados.

En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (mormones), celebramos todos los domingos en El Día del Señor lo que llamamos la Santa Cena, el cúal utilizamos el pan y el agua como representanción , y renovamos los convenios que tomamos cuando nos bautizamos y recordad lo que nuestro Señor Jesucristo hizo por nosotros y lo que simboliza todo esto. Les invitamos a que nos acompañe cada Domingo a participar en nuestras Reuniones Sacramentales y pueda sentir ese maravilloso espíritu de paz y amor en nuestro Salvador y Redentro Jesucristo.